¡Tres ejercicios para salir de la queja y vivir en gratitud!

Lamentablemente es muy común que las personas vivamos en la queja… La queja es ese estado bajo en vibración que domina a muchos seres, en él todo está dado, contiene una cuota muy grande de letargo, incomodidad y aceptación de todo lo negativo que nos pueda suceder. Para encontrar ejemplos presten atención a ustedes mismos, en cómo se expresan, a esos diálogos cotidianos, escuchen también lo que hablan otras personas.

En el supermercado, una reunión, en el trabajo… ¿No les suenan familiares estas frases? “Con este gobierno no se puede avanzar” “Todo está mal” “No tengo suerte en el amor” “El dinero no se consigue fácil” “Es mi destino” “Me sacrifico tanto…” Todos estos pensamientos son creencias, estructuras que se han asentado a través del tiempo y que traemos del medio en que nos desarrollamos (familia, religión, etc.)

Quizás en un primer momento les parecerá una tontería lo que estoy diciendo, pero prestar atención a la manera en que hablamos y otros hablan puede ser la puerta para darnos cuenta en que vibración estamos.

Comprueben, pongan esmero en sentir la baja vibración en sus cuerpos al interactuar con personas que son un continuo lamento, esto disparará sentimientos de angustia, cansancio y sumisión. Muchos se han acostumbrado a vivir así, echando la culpa afuera, siempre la responsabilidad es de otros, el mundo está lleno de detractores que van contra ellos. La victimización, con todos sus componentes, es la única herramienta que han conseguido para sobrevivir, el papel de víctima es totalmente perjudicial para nosotros mismos y para otros. La queja proviene de la desconfianza, del miedo, de pensar que la infelicidad nos cae desde arriba, que desde allí alguien nos la manda, que no tenemos ninguna responsabilidad en esto y no podemos hacer nada… Pero… ¿Queremos ser parte de una manada de quejas? ¿O deseamos ser seres espirituales, libres, responsables y hacedores de lo que ocurre en nuestra vida?

Somos energía, el Universo es energía y por lo tanto somos parte de una gran fuente universal y nuestra vibración, nuestros pensamientos positivos atraen abundancia y amor.

¡Comencemos ahora! 

1. Indagación

Ponte en el trabajo de hacer una profunda indagación personal, ¿De qué manera te piensas, te nombras, te conduces? Busca de donde traes las creencias que te llevan a la aceptación y la falta de merecimiento. Examina muletillas y frases que te sean familiares. Escribe, anota todo lo que vaya apareciendo.

Escucha diálogos de otras personas fundados en la queja, esto te hará descubrir sus propias creencias.

2. Preguntas

Después de una profunda indagación pregúntate, ¿Es verdad que no merezco la felicidad? ¿Tengo que vivir la vida de otros? ¿Pudiste experimentar corporalmente la baja vibración de la queja? ¿Sientes que eres energía? ¿Registras que eres responsable, que generas las situaciones?

3. Entrenamiento

Comienza día a día con tu entrenamiento mental, mantente firme en la responsabilidad de saber que eres el creador de tu vida, de tus pensamientos y actos. Seguramente en este camino dudaras al darte cuenta que pueden aparecer pensamientos negativos, corrígelos y envuelvelos con amor y gratitud. 

La gratitud y el amor son los sentimientos más puros y de alta vibración, agradece todo lo que tienes, agradece y ponte feliz por lo que tiene otros, esta es una forma de aclarar nuestra mente y nuestro corazón para vivir en constante gratitud.

No estás destinado sino programado para pensar, sentir y actuar, por lo tanto puedes disponer conscientemente desprogramarte, cambiar y vibrar alto desde el amor. Si tú cambias, cambiará tu entorno, tu familia, tus seres queridos y el Universo se nutrirá de tu energía expandiendo el amor.