Si lo crees lo creas; esta frase guarda una potente verdad espiritual: nuestra mente y energía son co-creadoras de la realidad que vivimos. En este artículo exploraremos cómo esa idea no es una ilusión ni una simple muletilla de autoayuda, sino un principio universal que, ejercitado con conciencia, nos permite alinearnos con la vida que merecemos. A continuación profundizaremos en los fundamentos teóricos (las leyes universales) y te guiaremos paso a paso en dos ejercicios transformadores para que comiences a manifestar tu realidad desde el alma.
Si lo crees lo creas : Las leyes universales.
Para sostener la práctica con firmeza, es útil anclarla en enseñanzas espirituales reconocidas. En la tradición del Kybalión, atribuida a Hermes Trismegisto, se enuncian siete leyes universales que regulan la realidad energética y espiritual.
Dos de esas leyes son especialmente relevantes para “si lo crees lo creas”, y te las describimos a continuación:
Ley del Mentalismo.
Esta ley sostiene que “El Universo es mental; el Todo es mente”. En otras palabras: el mundo que percibimos nace primero en el plano mental. Nuestra mente es creativa. Lo que proyectamos internamente (pensamientos, creencias) puede transformarse en expresión externa.
Comprender esta ley es empoderador: nos recuerda que no somos víctimas del destino sino co-creadores activos. Si nuestra mente está impregnada de esperanza, confianza y visión, esos contenidos invisibles pueden gestarse luego en la realidad.
Ley de Vibración.
Todo vibra: las partículas, los pensamientos, los sentimientos, el aire, el planeta. Nada está estático. Esta ley nos enseña que nuestras emociones, ideas y energías tienen una frecuencia vibratoria que se sintoniza con niveles más altos o más bajos.
Cuando vibramos desde el miedo, la carencia, la inseguridad, atraemos experiencias coherentes con esa frecuencia. En cambio, si cultivamos vibraciones de amor, merecimiento, gratitud y apertura, atraemos realidades más elevadas.
Estas dos leyes están íntimamente conectadas: lo que piensas (mentalismo), lo sientes (vibración) y lo manifiestas. Por ello, si lo crees lo creas cobra sentido profundo en el camino espiritual.

Si lo crees lo creas:Preparación para los ejercicios.
Antes de ejecutar ejercicios prácticos, conviene preparar el terreno interno. Esto asegura que no sean meras actividades mecánicas, sino rituales conscientes con el poder de transformación. Aquí tienes algunas recomendaciones previas:
Estado de calma interna:
Si tu mente está agitada, los ejercicios perderán fuerza. Dedica 5-10 minutos a respiración consciente, meditación breve o un pequeño ritual de purificación (por ejemplo, sahumar un espacio).
Intención clara:
Define con nitidez qué deseas manifestar. Cuanto más específica sea tu intención (no vaga), más fuerza tendrá la energía que movilices.
Actitud receptiva y paciente:
Estos ejercicios no son fórmulas mágicas de efecto instantáneo. Funciona en capas, en procesos. Cultiva apertura y perseverancia, sin exigencia ni desesperación.
Registro de resultados:
Lleva un cuaderno (o diario espiritual) donde anotes sensaciones, visiones, bloqueos o sincronicidades que surjan. Esto te ayudará a observar progresos y detalles sutiles.
Una vez que te sientas centrado, con tu intención clara y actitud receptiva, puedes comenzar con los ejercicios siguientes.
Ejercicio 1: Visualización con inmersión sensorial.
La visualización es una práctica ancestral que conecta la mente consciente con imágenes internas cargadas de emoción. Este ejercicio te ayuda a “ver” ya lo que deseas manifestar, activando la energía creativa.
Propósito del ejercicio.
Activar la semilla interior de tu deseo, sumergir el cuerpo energético en la sensación de que ya es real, y alinear la vibración interna con aquello que deseas atraer.
Cómo realizarlo – paso a paso.
Siéntate o recuéstate cómodamente, en un lugar donde no seas interrumpido.
Cierra los ojos, relaja tu cuerpo y haz respiraciones profundas, soltando tensión.
Lleva tu enfoque al centro del pecho (chakra del corazón) y conecta con tu corazón sutil.
Visualiza una escena vívida en la que aquello que deseas ya es real: ¿qué ves, qué escuchas, qué olores percibes?
Siente las emociones como si ya estuvieran: gratitud, alegría, paz, plenitud.
Mantén esa escena durante unos minutos, reforzando el detalle interior, los sentidos y la emoción.
Agradece internamente y permite que la visualización se disuelva suavemente, sabiendo que tu energía ya ha vibrado en esa frecuencia.
Consejos para potenciar el ejercicio.
Hazlo en momentos de mayor quietud, como temprano por la mañana o al anochecer.
Usa música suave, cristales o aromas que te ayuden a elevar tu vibración.
Si surgen imágenes conflictivas o pensamientos de duda, no los elimines con violencia; obsérvalos, transítalos y regresa a la visualización principal.
Practica durante 5 a 15 minutos, al menos 3 o 4 veces por semana para que genere impacto real.
Ejercicio 2: Escritura intuitiva de tu vida deseada.
La escritura intuitiva es una herramienta poderosa para dialogar con tu inconsciente, abrir portales de conciencia y plasmar lo que tu alma desea manifestar. Combina la claridad mental con el fluir intuitivo.
Propósito del ejercicio.
Concretar internamente aquello que la visualización ha activado, trasformando energía en forma escrita, y clarificar qué pasos puedes ir dando hacia la vida deseada.
Cómo realizarlo – paso a paso.
Toma un cuaderno o folio, un bolígrafo que te agrade (o pluma).
Respira profundamente, conecta con tu corazón, pide permiso interior para expresarte libremente.
Escribe (sin detenerte por errores o juicios) como si estuvieras narrando la vida que ya estás viviendo: qué ves, qué haces, cómo te sientes, con quién compartes.
Sé específico y sensorial: utiliza detalles, colores, sonidos, olores, emociones.
No censures lo que venga: permite que fluyan ideas, visiones, deseos o incluso bloqueos.
Al terminar, lee lo que escribiste en voz baja o mentalmente y observa qué partes te resuenan, cuáles necesitan ajuste o cuáles parecieran ser resistencias.
Puedes subrayar fragmentos que te movilicen, transformar las quejas en deseos, reescribir con gratitud o incluso elaborar un “plan energético” con pequeños pasos.
Cómo profundizar este ejercicio.
Hazlo justo después de la visualización; así fluye más directamente desde el estado energético elevado.
Repite el ejercicio semanalmente o quincenalmente para ver evolución interior.
Conecta con símbolos, palabras claves o afirmaciones que hayan surgido en tu escritura y utilízalas como mantras o guías visuales en tu día.
Permite que tu escritura evolucione: si algún día no fluye, no te juzgues; simplemente retoma cuando estés más conectado.
Integración: llevar la manifestación a la vida cotidiana.
Para que si lo crees lo creas no quede en ideas bonitas sino en transformación concreta, es esencial integrar los ejercicios con acciones conscientes en tu vida diaria. Aquí algunas formas de hacerlo:
Actúa como si ya estuvieras viviendo esa realidad:
Adopta pequeñas actitudes coherentes con tu visión (hábitos, decisiones, comunicación).
Cuida tu vibración emocional:
Cada vez que identifiques pensamientos de duda, carencia o miedo, sustitúyelos con autoafirmaciones y gratitud consciente.
Sincroniza con tu propósito interior:
No intentes manifestar algo que no esté alineado con tu esencia. Observa tu llamado interno y conflúyelo con tus deseos.
Confía en el proceso sin forzar:
La manifestación ocurre en capas; puede que primero se mueva algo interior, luego algo pequeño en lo exterior, y finalmente dimensiones más grandes.
Registra sin juzgar:
En tu diario espiritual, anota no solo lo que manifiestas sino los sentimientos, sincronicidades, cambios sutiles. Esto fortalece tu conexión interna y te ayuda a refinar tu práctica.
Posibles obstáculos y cómo superarlos.
Incluso con buena intención, pueden surgir resistencias internas. Aquí algunas de las más comunes y cómo trabajarlas:
Miedo y falta de merecimiento.
Algunos bloqueos no nos permiten creer que merecemos lo que visualizamos. Para trabajar esto, puedes acompañar tus ejercicios con afirmaciones como:
“Merezco amor, abundancia, paz y plenitud”,
“Mi mayor bien está disponible para mí”.
También puedes explorar con terapia energética (Reiki, sanación pránica, Biodescodificación) para desactivar esos patrones de miedo.
Dudas mentales e impaciencia.
La mente racional suele cuestionar lo que no ve inmediatamente. Cuando surjan dudas, obsérvalas sin apegarte, déjalas pasar como nubes y vuelve a tu práctica. La manifestación no se forja de urgencia sino de fidelidad interior.
Incoherencia entre pensamiento y acción.
Puede que visualices una vida, pero tus acciones cotidianas no estén alineadas: por ejemplo, decir que deseas abundancia mientras saboteas oportunidades. Revisa tus hábitos, creencias automáticas y modifica lo que esté en desarmonía.
Si lo crees lo creas:Invitación final y transformacion.
Cuando acoges la frase si lo crees lo creas como una práctica viva, ya no es un mantra vacío sino un pilar espiritual que te invita a reconocer tu poder interior. Al dedicarte con constancia a ejercicios que alinean tu mente, tu energía y tu acción, comienzas a gustar de una vida más acorde con tu esencia.
Te invito a que desde hoy realices la visualización y la escritura durante al menos un mes, observes cada detalle en tu diario espiritual y me cuentes tus experiencias: resistencias que surjan, transformaciones sutiles, sincronicidades inesperadas. Estamos contigo en este camino. ¡Hasta la próxima!
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