El Movimiento de la Diosa nace con la intención de recuperar los derechos de las mujeres, fue un movimiento político, social y cultural que tuvo lugar junto con segunda ola feminista en la década del 70, principalmente en Europa Occidental, América del Norte, Nueva Zelanda y Australia. Agobiadas/dos de sometimientos este movimiento propone y reclama romper con el tabú de la sexualidad femenina, con la idea materno familiar de lo femenino exige educación igualitaria y la equidad de todos los derechos que la sociedad patriarcal les venía negando.
En Estados Unidos, Zsuzsanna Budapest y Miriam Simos, ambas escritoras y activistas feministas lo relacionaron con la Tradición de la Diosa y lo sagrado femenino creando una corriente espiritual, matriarcal, que ganó aceptación en distintas partes del mundo.
Esta corriente espiritual toma de la usanza de las llamadas brujas sacerdotisas y chamanas (mujeres que fueron perseguidas, torturadas, muertas o desestimadas) las ideas sexuales, ecológicas, políticas y de género. Estas mujeres, las llamadas brujas, estaban dedicadas a la investigación y experimentación con plantas y todos los elementos del cosmos, como las fases de la luna que afectan directamente en la procreación humana como también los cultivos y otros aspectos de la vida humana y los reinos de la naturaleza. Toman también a deidades femeninas de distintas culturas reencontrando en ellas la dimensión sagrada de los derechos de las mujeres.
En definitiva el propósito fue dar voz y poner en valor la espiritualidad femenina, apropiándose de los saberes y tradiciones de tantas mujeres que fueron silenciadas o asociadas con el pecado, la inferioridad y la maldad. La Tradición de la Diosa venera a la Gran Diosa inmanente en la naturaleza, libre, llena de amor, equilibrio y creadora de todo.
La devoción a la Diosa existe según investigaciones y documentos históricos mucho antes que las religiones impuestas por el patriarcado, ponemos a consideración la investigación arqueológica de Maija Gimbutas: arqueóloga, historiadora, antropóloga, de formación científica interdisciplinaria, quien con su equipo llevó adelante una serie de excavaciones en Europa encontrando evidencias arqueológicas de la Civilización de la Diosa que datan de entre el 6500 y el 3500 A.C, donde hombres y mujeres creían en una madre en común, la Gran Diosa. En esta civilización no había jerarquía de sexos, conformándose como una sociedad pacífica, sin armas, dedicada al comercio, la agricultura y la religión. En las excavaciones se encontraron diversos objetos rituales, numerosas estatuillas que representaban a una mujer (La Diosa) y utensilios para elaborar y servir alimentos de los cuales atendiendo a su decoración y formas, presentan una cosmovisión sagrada asociada a la mujer, la naturaleza, los ciclos de la luna y a la Diosa con sus arquetipos creadora y sustentadora de la vida.
Volviendo al trabajo de Zsuzsanna y Miriam esta última más conocida como Sarawak en el apoyo y convencimiento sobre este movimiento, escribieron numerosos artículos y libros sobre espiritualidad femenina, rituales y conciencia de género. Se dedicaron también junto a otras brujas a la formación y creación de círculos de mujeres donde se trabajaba la espiritualidad, la magia, los derechos de las mujeres y el despertar de los dones y poderes que cada una tiene.
Fue y es a través de encuentros, talleres y asambleas que este movimiento político espiritual y cultural se conforma. En el no hay jerarquías ni estructuras, toda mujer puede convocar a otras y formar un grupo donde se trabajen y promuevan los pensamientos fundacionales de este movimiento que cada día cobra más fuerza en todo el mundo.