En esta entrega hablaremos sobre la ansiedad y la impaciencia, dos palabras tan mencionadas en la actualidad. Podemos decir que la ansiedad y la impaciencia son respuestas normales en ciertas circunstancias y pueden ser motores para alcanzar nuevas metas y conseguir nuevos logros. El problema surge cuando estos síntomas se potencian y apoderan de nuestras vidas transformándose en trastornos de ansiedad y depresión entre otros.
Por qué se producen la ansiedad y la impaciencia.
La ansiedad y la impaciencia son respuestas emocionales y psicológicas que pueden tener múltiples causas. A continuación, se presentan algunas de las razones más comunes por las que se producen estos estados.
Estrés: El estrés crónico o situaciones estresantes pueden generar ansiedad e impaciencia. Cuando nos enfrentamos a desafíos, cambios o demandas excesivas, nuestro cuerpo y mente pueden reaccionar con ansiedad y la sensación de querer que las cosas sucedan rápidamente.
Expectativas y presiones externas: Las expectativas sociales, laborales o personales pueden generar ansiedad y presión para lograr resultados rápidos. Sentirnos presionados por cumplir con ciertas metas o expectativas puede llevarnos a la impaciencia.
Incertidumbre y falta de control: Cuando nos encontramos en situaciones inciertas o en las que no tenemos control sobre los resultados, es común experimentar ansiedad. La impaciencia puede surgir como una respuesta a la incapacidad de controlar o predecir el futuro.
Pensamientos negativos y rumiación: Los pensamientos negativos recurrentes, la preocupación excesiva y la rumiación pueden contribuir a la ansiedad y la impaciencia. Cuando nos enfocamos en el futuro de manera negativa o nos preocupamos constantemente por lo que podría salir mal, aumentamos la probabilidad de experimentar estos estados emocionales.
Estilo de vida acelerado: Vivir en una sociedad que valora la velocidad y la inmediatez puede llevar a la impaciencia. La exposición constante a tecnologías y medios de comunicación que nos proporcionan respuestas rápidas puede hacer que esperar o tener paciencia resulte más difícil.
Es importante tener en cuenta que la ansiedad y la impaciencia son respuestas normales en ciertas circunstancias. Sin embargo, si estos estados emocionales se vuelven persistentes, intensos o interfieren significativamente con la calidad de vida, pueden convertirse en estados de angustia constantes.
A quién acudir ante estos síntomas.
Es recomendable buscar apoyo de un profesional de la salud mental para obtener un diagnóstico preciso y explorar estrategias de manejo.
El Médico Psiquiatra será el encargado de realizar el diagnóstico y tratamiento adecuado. El tratamiento psiquiátrico consiste en medicación, si es necesaria y psicoterapia.
El Licenciado en Psicología llevará adelante la psicoterapia, este elegirá, según el paciente la terapia conveniente.
La Terapia cognitivo-conductual es muy utilizada para tratar la ansiedad y otras patologías; esta propone a través de ejercicios, cambiar el comportamiento y los pensamientos del paciente. Otra terapia utilizada para estos casos es la (TREC) Terapia Racional Emotiva Conductual. Lo importante es que el profesional elegido optará por la mejor terapia para la persona.
Terapias complementarias para tratar la ansiedad
Como complemento del tratamiento psiquiátrico y psicológico existen muchas técnicas y terapias alternativas recomendadas por profesionales; algunas de ellas son: La meditación, Técnica de relajación progresiva de Jacobson, yoga, Tai Chi Chuan, estas y otras pueden ayudar en el tratamiento.
No dudes ni esperes en consultar a un profesional de la salud ante estos síntomas. Si tienes alguna inquietud, no dudes en escribirnos. ¡Hasta la próxima entrega!
LaPacha Espiritual.
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