Calma Mental Meditación: Cómo Dominar la Mente-René Feusi.

Calma Mental Meditación;  en la búsqueda de este estado la meditación es un camino universal que atraviesa culturas, filosofías y religiones. En la tradición budista, este proceso se conoce como Shamatha, o “morada en calma”, y representa una de las rutas más profundas hacia la liberación interior.

El maestro René Feusi, monje suizo formado en la tradición tibetana, ha dedicado su vida a transmitir esta enseñanza milenaria de manera clara y accesible para el mundo contemporáneo. En una de sus charlas más inspiradoras, Feusi expone los nueve niveles hacia la calma mental. Un mapa espiritual que nos guía desde la dispersión inicial hasta la ecuanimidad más profunda.

En este artículo exploraremos esos nueve niveles, no solo como teoría, sino como un proceso vivencial que cualquier persona puede recorrer. Para transformar su mente, su energía y su forma de estar en el mundo.

La importancia de cultivar la calma mental.

Antes de sumergirnos en los nueve niveles, es esencial comprender por qué la calma mental es la base de toda práctica espiritual.

Calma Mental Meditación

La mente humana tiende a fluctuar entre pensamientos, emociones, estímulos externos y preocupaciones internas. Vivimos tan identificados con ese movimiento constante que olvidamos quién observa detrás de todo. La meditación no busca suprimir los pensamientos, sino entrenar la atención para que repose en un estado natural de claridad y presencia.

Feusi explica que cuando la mente se aquieta, el sufrimiento se disuelve por sí mismo. Pues gran parte del malestar proviene del hábito de seguir cada pensamiento como si fuera real. Al estabilizar la mente, nace una lucidez serena que nos conecta con la esencia misma del ser.

Los 9 niveles hacia la calma mental según René Feusi.

El camino hacia la calma mental no ocurre de la noche a la mañana. Es un entrenamiento gradual que requiere constancia, amabilidad y autoconocimiento. A continuación, desarrollamos los nueve niveles descritos por René Feusi, inspirados en los textos tradicionales del Lamrim Chenmo y en la práctica tibetana de Shamatha.

1. Colocar la mente.

El primer nivel consiste en reconocer la dispersión. Aquí la mente salta de un pensamiento a otro como un mono inquieto. El simple acto de notar esta inestabilidad ya es el inicio del camino.

El practicante aprende a “colocar la mente” sobre un objeto de meditación —puede ser la respiración, una imagen, o incluso la sensación del cuerpo—. La atención aún se pierde con frecuencia, pero empieza a surgir una conciencia del movimiento mental.

Este nivel es el despertar de la autoobservación.

2. Colocarla de manera continua.

Con la práctica, la mente puede permanecer un poco más tiempo en el objeto elegido. Ya no se distrae de inmediato, aunque las interrupciones aún son constantes.

En esta etapa, Feusi enseña la importancia de cultivar la paciencia: no luchar contra las distracciones, sino volver una y otra vez con suavidad. Cada retorno consciente fortalece el músculo de la atención.

3. Recolocar la mente.

Aquí el meditador desarrolla la capacidad de regresar conscientemente cuando nota que se ha distraído. El error ya no es motivo de frustración, sino una oportunidad para entrenar la presencia.

Feusi compara este proceso con enseñar a un cachorro a quedarse quieto: requiere ternura, consistencia y repetición. Con el tiempo, la mente aprende a obedecer sin violencia.

4. Mantener la atención cercana.

En este punto, la mente comienza a mantenerse estable por períodos más largos. Las distracciones aún surgen, pero son más sutiles y fáciles de reconocer.

Este nivel es fundamental porque el meditador ya no se identifica tanto con los pensamientos: los observa pasar, los reconoce, y elige permanecer en la calma. Aparece una sensación de ligereza mental, como si la mente se volviera más espaciosa.

5. Domar la mente.

A medida que la atención se estabiliza, la mente se vuelve más dócil. Las emociones intensas, los recuerdos y las preocupaciones pierden fuerza.

Feusi señala que este es el momento en que el corazón comienza a abrirse. La serenidad que nace de la práctica no es frialdad, sino una calidez amorosa que surge de la claridad interior. El meditador descubre que no necesita controlar nada: solo permitir que la mente repose en su estado natural.

6. Pacificar la mente.

Aquí se alcanza una paz más profunda, en la que incluso los impulsos y patrones inconscientes comienzan a desvanecerse. La práctica se vuelve más sutil: se trabaja con los ecos del ego, con las expectativas y los juicios que aún aparecen.

Feusi enfatiza que este es un proceso de limpieza interna, donde la mente se purifica de sus velos emocionales y energéticos.

7. Pacificar por completo.

El séptimo nivel representa una estabilidad mental prolongada. El meditador puede mantener su atención sin esfuerzo, incluso en medio de ruidos o distracciones externas.

Este estado no es apatía, sino presencia viva. La mente permanece despierta, relajada y consciente. Es la antesala del verdadero silencio interior.

8. Hacer la mente totalmente unificada.

Cuando la calma mental se profundiza, surge una unificación completa entre cuerpo, mente y respiración. No hay lucha ni dualidad: el observador y lo observado se funden en una sola experiencia de serenidad.

René Feusi describe este estado como una mente “totalmente disponible”, donde la atención fluye sin rigidez, libre de toda interferencia. Es un estado de armonía interior.

9. Permanecer en equilibrio meditativo.

El noveno nivel es la culminación del proceso. Aquí, la mente permanece naturalmente en calma, sin esfuerzo consciente. El meditador ha desarrollado una estabilidad que se extiende más allá de la meditación formal y acompaña la vida cotidiana.

Este nivel no significa ausencia de pensamientos, sino libertad frente a ellos. El practicante puede vivir plenamente, con atención plena y ecuanimidad, respondiendo a cada situación desde la sabiduría y la compasión.

Calma Mental Meditación: Las cinco fuerzas que acompañan la práctica.

René Feusi también menciona que, junto a estos nueve niveles, existen cinco fuerzas mentales que sostienen el proceso.

Fe (confianza):

Creer en la posibilidad de transformar la mente.

Energía:

Aplicar esfuerzo constante sin rigidez.

Atención plena:

Recordar el objeto de meditación.

Concentración:

Mantener la mente enfocada sin tensión.

Sabiduría:

Reconocer la naturaleza cambiante de los pensamientos.

Estas fuerzas actúan como los pilares del camino hacia la calma mental y permiten que la meditación se integre en la vida diaria.

Calma Mental Meditación:base para la visión interior.

Feusi enseña que la calma mental no es el final del camino, sino la puerta de entrada al conocimiento profundo de la realidad (Vipashyana). Solo una mente estable puede percibir la verdad sin distorsiones.

Cuando el lago de la conciencia está agitado, la superficie refleja formas confusas. Pero cuando se aquieta, refleja el cielo tal como es. Así también, la mente tranquila se convierte en un espejo que revela la verdadera naturaleza del ser.

Aplicación práctica: cómo comenzar tu propio entrenamiento.

Para quienes desean iniciar este recorrido, Feusi sugiere prácticas simples y progresivas:

Establece un lugar y horario constante. La disciplina genera confianza interior.

Comienza con sesiones cortas (5 a 10 minutos) enfocándote en la respiración.

Observa sin juzgar. Cada distracción es parte del aprendizaje.

Registra tus sensaciones. Puedes llevar un diario de meditación.

Integra la calma en la vida diaria. Lleva la atención al caminar, comer o conversar.

Con el tiempo, estos hábitos se convierten en una forma natural de vivir con presencia, reduciendo el estrés, la ansiedad y el sufrimiento mental.

Reflexión final.

La calma mental y la meditación no son fines en sí mismos, sino vehículos hacia la libertad interior. El camino de los nueve niveles descrito por René Feusi nos recuerda que cada paso, por pequeño que parezca, tiene un valor profundo.

No se trata de alcanzar un ideal perfecto, sino de aprender a estar con lo que es, con amabilidad y atención. La verdadera calma no se impone: florece cuando dejamos de luchar con nuestra mente y nos entregamos al silencio consciente del presente.

Te invitamos a ver el video del maestro René Feusi. Comparte tu experiencia en comentarios. ¡Hasta la próxima!

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